La evolución de las criptomonedas, ¿auge y caída del Bitcoin?
El dinero tal y como se conocía hace un tiempo ha cambiado. Las monedas y los billetes son cada vez menos utilizado. En su lugar se han ido introduciendo algunas alternativas como las tarjetas de crédito o de débitos para realizar pagos. Asimismo, los envíos de dinero en sobres se han sustituido por transferencias.
Poco a poco han aparecido más alternativas que han ido alejándose del método tradicional que conocemos. Pagos que siempre se habían podido realizar en metálico, ahora muchos comercios no admiten este tipo de pago y han obligado a pagar con tarjeta. Un ejemplo de ello son los peajes de autopistas, que, en muchas ocasiones, no permiten el pago con efectivo.
Pese a las facilidades que nos dan las tarjetas y las transferencias, hay muchos aspectos mejorables. Y ahí es donde han nacido las criptomonedas. Hace poco más de una década se empezaron a utilizar y ya ocupan un lugar importante en la economía mundial. Su nacimiento ha estado sembrado de polémica ya que muchos gobiernos y bancos se han sentido amenazados por ellas. Pero, ¿por qué?
La historia de las criptomonedas viene de muy lejos. En los años 90 grandes profesionales intentaron crear monedas digitales con sistemas como Flooz, Beenz y DigiCash. Sin embargo, debido al escaso avance que había en el ámbito tecnológico, debido a los errores, fraudes y problemas financieros en general, todas fracasaron.
Los intentos por llevar a cabo criptomonedas anteriores a bitcoin, no dejaron atrás a terceros. Las propias empresas responsables verificaban y facilitaban las transacciones, por lo que se convirtieron en un método de pago centralizado. Todo ello con el objetivo de crear una moneda digital oficial.
Sin embargo, a finales de la siguiente década, el famoso Satoshi Nakamoto entendió que el dinero digital podía ser real pero con unos ligeros pero importantes cambios. A día de hoy aún se desconoce la identidad de Nakamoto aunque se especula que se trate de un programador anónimo o un grupo de programadores que se ocultaron bajo ese alias.
Así, en 2009 Nakamoto presentó Bitcoin y lo describió como un “sistema de efectivo electrónico de igual a igual”. Es decir, sin intermediarios ni autoridades centrales que lo controlen. Y así fue como llegó al mundo la primera criptomoneda que sobrevivió en el mercado y que se ha mantenido hasta hoy: Bitcoin.
Aunque han salido muchas más al mercado, Bitcoin es la que más renombre tiene. Alcanzó su techo máximo el 17 de diciembre de 2017 cuando registró su máxima cotización, tan solo un año después los lógicos presagios se cumplían y al final de 2018 perdía el 74,50% de su valor, llegando a 3.742,70 dólares, situándose este domingo 9 de febrero de 2019 en los 3.619 dólares.
En tan solo un año, ha perdido casi todo su valor, superando con creces el desastre del Nasdaq al cabo de 2 años tras la explosión de la burbuja de las “punto.com”. Dada su naturaleza “digital” la burbuja de las criptomonedas se ha ido desinflando a un ritmo tan rápido durante el 2018.
Poco a poco han aparecido más alternativas que han ido alejándose del método tradicional que conocemos. Pagos que siempre se habían podido realizar en metálico, ahora muchos comercios no admiten este tipo de pago y han obligado a pagar con tarjeta. Un ejemplo de ello son los peajes de autopistas, que, en muchas ocasiones, no permiten el pago con efectivo.
Pese a las facilidades que nos dan las tarjetas y las transferencias, hay muchos aspectos mejorables. Y ahí es donde han nacido las criptomonedas. Hace poco más de una década se empezaron a utilizar y ya ocupan un lugar importante en la economía mundial. Su nacimiento ha estado sembrado de polémica ya que muchos gobiernos y bancos se han sentido amenazados por ellas. Pero, ¿por qué?
La historia de las criptomonedas viene de muy lejos. En los años 90 grandes profesionales intentaron crear monedas digitales con sistemas como Flooz, Beenz y DigiCash. Sin embargo, debido al escaso avance que había en el ámbito tecnológico, debido a los errores, fraudes y problemas financieros en general, todas fracasaron.
Los intentos por llevar a cabo criptomonedas anteriores a bitcoin, no dejaron atrás a terceros. Las propias empresas responsables verificaban y facilitaban las transacciones, por lo que se convirtieron en un método de pago centralizado. Todo ello con el objetivo de crear una moneda digital oficial.
Sin embargo, a finales de la siguiente década, el famoso Satoshi Nakamoto entendió que el dinero digital podía ser real pero con unos ligeros pero importantes cambios. A día de hoy aún se desconoce la identidad de Nakamoto aunque se especula que se trate de un programador anónimo o un grupo de programadores que se ocultaron bajo ese alias.
Así, en 2009 Nakamoto presentó Bitcoin y lo describió como un “sistema de efectivo electrónico de igual a igual”. Es decir, sin intermediarios ni autoridades centrales que lo controlen. Y así fue como llegó al mundo la primera criptomoneda que sobrevivió en el mercado y que se ha mantenido hasta hoy: Bitcoin.
Aunque han salido muchas más al mercado, Bitcoin es la que más renombre tiene. Alcanzó su techo máximo el 17 de diciembre de 2017 cuando registró su máxima cotización, tan solo un año después los lógicos presagios se cumplían y al final de 2018 perdía el 74,50% de su valor, llegando a 3.742,70 dólares, situándose este domingo 9 de febrero de 2019 en los 3.619 dólares.
En tan solo un año, ha perdido casi todo su valor, superando con creces el desastre del Nasdaq al cabo de 2 años tras la explosión de la burbuja de las “punto.com”. Dada su naturaleza “digital” la burbuja de las criptomonedas se ha ido desinflando a un ritmo tan rápido durante el 2018.
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